En todo el mundo se están celebrando los 200 años de una de las obras maestras de la poesía italiana: hablamos de “L’infinito” de Giacomo Leopardi.
Nosotros, como muchos otros italianos aquí en Chile, también queremos homenajear aquella lírica que empezamos a conocer cuando niños, aprendimos de memoria en el colegio hasta descubrir ser una de las piedra millares de la literatura italiana, traducida y recitada en decenas de idiomas alrededor del mundo.
A 200 anni dalla composizione de «L’Infinito» di Leopardi, SG Amb Elisabetta Belloni ha incontrato Pres. Comitato Nazionale #Infinito200 Amb Giuseppe Balboni Acqua per programmare iniziative che gli Istituti ?? di Cultura e le scuole all’estero potranno svolgere per #Infinito200 pic.twitter.com/t3FDKvcyCA
— Farnesina ?? (@ItalyMFA) 16 de mayo de 2019
Sin embargo ¿por qué, dos siglos después de su composición, continuamos recitando, comentando y hablando de este poema?
Como suele ocurrir con las obras maestras, a pesar del paso del tiempo sigue siendo actual: sus versos todavía nos hablan.
Resumiendo: Giacomo Leopardi, personaje legendario de la literatura italiana, cultísimo desde la niñez y desde la niñez jorobado y raquítico, solitario y estudioso heredero de una noble familia del centro Italia, escribe “L’infinito” durante la primavera de 1819. El poema –como en general todo el trabajo de Leopardi- es de una importancia enorme ya que de pronto aparecen en el panorama literario nacional algunas temáticas fundamentales. No solo los ecos del Romanticismo Europeo, sino que ideas que pertenecerán a toda la futura producción poética italiana: es la investigación interior de la condición del individuo.
Una mirada hacia un infinito que se busca/encuentra justamente en la interioridad del sujeto poético. Un concepto de infinito que no es espacial y cósmico –o por lo menos no solamente- sino que es también temporal. Es así como “L’infinito” de Leopardi logra -a través de una extraordinaria simplificación de datos externos como el cerco, el viento, su sonido al soplar entre las hojas- una increíble renovación formal y de contenidos, superando aquel estilo algo “académico” típico de la poesía italiana hasta aquel entonces.
Una abertura hacía una búsqueda interior que se quedará como punto de partida y de referencia para toda la producción que seguirá, demostrando así como todavía, al leer estas líneas, nos invade una profunda e inagotable emoción.
Giacomo Leopardi. L’infinito
Sempre caro mi fu quest’ermo colle,
E questa siepe, che da tanta parte
Dell’ultimo orizzonte il guardo esclude.
Ma sedendo e rimirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiete
Io nel pensier mi fingo, ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Così tra questa
Immensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare.
https://www.youtube.com/watch?v=MzqyptkLm04
Giacomo Leopardi. El infinito
Amé siempre esta colina,
y el cerco que me impide ver
más allá del horizonte.
Mirando a lo lejos los espacios ilimitados,
los sobrehumanos silencios y su profunda quietud,
me encuentro con mis pensamientos,
y mi corazón no se asusta.
Escucho los silbidos del viento sobre los campos,
y en medio del infinito silencio tanteo mi voz:
me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
la realidad presente y todos sus sonidos.
Así, a través de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento:
y naufrago dulcemente en este mar.
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