Arcangela Felice Assunta Wertmüller von Elgg Spanol von Braueich es el nombre completo de Lina Wertmüller, quien hoy – 9 de diciembre – dejó esta tierra, convirtiéndose aún más en una leyenda del cine italiano.

 

Un nombre largo que se reduce a dos palabras, así como a menudo ocurría con los títulos de sus películas; obras maestras como “Travolti da un insolito destino nell’azzurro mare d’agosto” (1974), que en 2018 fue proyectada en la sala del Instituto Italiano de Cultura en el marco de una retrospectiva-homenaje del festival Femcine; junto con otros títulos fundamentales de la filmografía de esta directora, como “Mimí metallurgico ferito nell’onore” (1972) y también “Pasqualino Settebellezze” (1976), que le valió una candidatura a tres premios Óscar (mejor directora, mejor película extranjera y mejor guión).

 

Un reconocimiento que no obtuvo en la ceremonia de 1977 – aunque hay que destacar que Lina Wertmüller fue la primera mujer cineasta en la historia de la Academy en ser nominada – sino que en 2020, cuando fue galardonada con el Premio Óscar a la carrera.

 

 

El talento de Lina Wertmüller se dio a conocer ya desde sus primeros pasos en el mundo del cine: fue asistente de dirección de Federico Fellini en “La dolce vita” (1960) y en “8½” (1963) y su debut cinematográfico – “I Basilischi” (1963), crónica amarga de vida y pobreza en una región del sur de Italia – obtuvo un premio en el festival de Locarno.

 

Fue además directora teatral y de series televisivas; y en los años setenta inauguró una frecuente y provechosa colaboración con el actor Giancarlo Giannini y la actriz Mariangela Melato, quienes protagonizan sus películas más famosas y apreciadas.

 

En las motivaciones de su Óscar a la carrera se lee: «por la provocativa y valiente destrucción de las reglas políticas y sociales, a través de su arma favorita: la cámara cinematográfica». Y es muy cierto, ya que Lina Wertmüller, mediante su cine, supo representar a la sociedad italiana con ironía, inteligencia y cinismo, en sus aspectos más grotescos y también humanos, siempre consciente de una dificultad de género en su profesión de directora – en algunas ocasiones firmó su trabajo con el pseudónimo masculíno Nathan Witch – y al mismo tiempo segura de poderla superar con la fuerza de sus ideas y de su carácter.

 

 

En el documental “Dietro gli occhiali bianchi” (2015) de Valerio Ruíz – así llamado para homenajear la directora y su particular visión de la realidad, detrás de esta constante estética, sus anteojos blancos – asistimos a testimonios y palabras de agradecimiento por parte de gigantes del cine, como Martin Scorsese y Harvey Keitel.

 

Una personalidad explosiva, que se transparenta en su cine y también en numerosas anécdotas – hablando de maestros del cine, Robert Altman en un Golden Globe se le acercó, invitó la platea al silencio y le besó los pies – que podemos seguir leyendo en su hilarante autobiografía “Tutto a posto e niente in ordine. Vita di una regista di buon umore (Mondadori, 2012), disponible además en la biblioteca digital MLOL del IIC Santiago (más info aquí).

 

Lina Wertmüller falleció en su casa romana a la edad de 93 años y el alcalde de Roma, Roberto Gualtieri, anunció esta mañana que la capilla ardiente será dispuesta en el Campidoglio.