Cada vez más a menudo se escucha hablar de agricultura biológica y de la importancia de consumir alimentos procedentes de cultivos “seguros”, lejos de la contaminación metropolitana. Y el crecimiento del sector biológico en Italia ya no es secreto: es suficiente registrar el enorme interés que genera en todo los grupos sociales y de edad, aunque son los más jóvenes quienes efectivamente más se interesan en el tema.

Casi todos los supermercados, por ejemplo, guardan espacio para alimentos “bio”, subrayando como una de las razones de este éxito es la mayor atención que las personas dan a las prácticas alimenticias y más en general al estilo de vida.

Todo, sin embargo, empieza por la tierra. Agricultura biológica es sinónimo de equilibrio y respeto del ecosistema; y una producción biológica significa desarrollar un sistema global de gestión de la empresa agrícola y de producción agrolimentaria basada en la interacción entre las mejores prácticas ambientales, un elevado nivel de biodiversidad, la protección de los recursos naturales y la aplicación de normas estrictas con respecto al bienestar de los animales.

Así los productos de la tierra son cultivados según la rotación de las estaciones, y el terreno se mantiene fértil respetando los ciclos de reposo. Para que todo esto ocurra no se utilizan sustancias químicas como estiércoles, pesticidas u organismos geneticamente modificados (OGM).

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El aumento de la producción agrícola “bio” en Europa y en Italia es confirmado por el reciente report del Sistema d’Informazione Nazionale sull’Agricoltura Biologica, donde se afirma que las superficies italianas dedicadas para estos tipos de cultivos llegan a 1.796.363 de hectáreas, registrando un incremento de más del 20% con respecto al 206/2017.

Se trata de un resultado importante para la economía italiana, ya que Italia se encuentra en los primeros lugares tanto por lo que concierne los consumos de productos biológicos, como con respecto a la cantidad de pequeñas y medianas empresas relacionadas con la  cadena de producción, desde el cultivo al procesamiento, hasta la comercialización y a la venta.

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Fuente «La Stampa»

Elevada calidad de los productos y brand Italia parecen ser algunos de los aspectos fundamentales del éxito. Porque si en el territorio nacional el mercado biológico vale 1,3 mil millones de euro (2018), con un crecimiento del 8% con respecto al año pasado; la cuota export de los productos bio italianos alcanza el 5% de todas las exportaciones nacionales, con un valor total de más de dos mil millones de euro. Una cifra que hace de Italia el primer exportador bio de la Unión Europea y el segundo a nivel mundial detrás de Estados Unidos.

Cruzando el océano, hay que destacar como Chile también esté empezando a apostar por el biológico, tanto en el mercado nacional como –sobre todo- con respecto a las exportaciones. De hecho,  a pesar de que en 2018 se observó una disminución en las hectáreas certificadas como orgánicas -principalmente por la caída en el área destinada a la recolección silvestre, de acuerdo con los datos del SAG-, durante los últimos siete años se registra una tasa de crecimiento anual de 6,6% entre 2012 y 2018, marcando un récord de US$ 276 millones durante el año pasado, con un alza de 19% respecto de 2017. Y mientras las exportaciones de fruta fresca aumentaron en 17% entre 2017 y 2018, las de fruta orgánica lo hicieron en 32%.

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