Hablando de comunidad italiana en Chile es normal destacar el esfuerzo que muchos connacionales hicieron al llegar al País para sobrellevar las dificultades intrínsecas a la migración y construirse un entorno dinámico, familiar y esperanzador. Conservar la identidad, en pocas palabras. Y fue exactamente este el objetivo de tres jóvenes que, en la primavera de 1910 bajo la luz amarillenta de una farola en la Alameda Bernardo O’Higgins, decidieron preservar su identidad de inmigrantes apostando por una faceta imprescindible de la italianidad: el deporte.

El sueño de Ruggero Cozzi, Alberto Caffi y Amato Ruggieri era simple y grandioso: dar vida a una institución que pudiese acoger la ya numerosa colectividad italiana brindándole la oportunidad de enfrentarse a nivel deportivo a los jóvenes chilenos.

Aquella noche calurosa de noviembre los tres italianos juraron ver coronado su sueño, sin importar los esfuerzos que deberían enfrentar. Emocionados, cada uno donó diez centavos: fue el primer paso hacía la fundación oficial del entonces llamado “Audax Club Ciclista Italiano”; ya que Cozzi, Caffi y Ruggieri enfocaron su primera idea en la disciplina más “italiana”, de moda y transversal  en aquel comienzo de siglo: el ciclismo.

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Igualmente, con el correr de los años y el exitoso aumento del número de socios, el club fue ampliando sus horizontes, diversificando su ya intensa labor comunitaria apostando en diferentes disciplinas deportivas. Desde luego no podía faltar el fútbol.

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Fue en 1921 cuando un grupo de socios, liderados por los hermanos Domingo y Tito Fruttero, fundaron oficialmente la rama de fútbol del club, adoptando el nombre de «Audax Club Sportivo Italiano» y el escudo con la Cruz blanca sobre fondo rojo de la Casa Savoia (por aquel entonces Italia aún era una monarquía). Desde entonces, hasta el día de hoy, los equipos del Audax vestirían la misma uniforme que homenajea la bandera italiana (el escudo, por supuesto, se modificó tras el cambio republicano en 1946): camiseta verde con insertos rojos, pantalones blancos, medias verdes.

Así, tras casi una década de muy buenos resultados en campeonatos amateur, el «Audax Club Sportivo Italiano» fue uno entre los fundadores de la primera  Liga Profesional de Chile, precursora del campeonato que hoy se juega en el País. Y en los años treinta, mientras Italia empezaba su camino que la coronaría bicampeón mundial gracias también al fundamental aporte de los “oriundos” sudamericanos, al otro lado del planeta Audax peleaba con toda sus fuerzas por su primer y anhelado título. Y tras tres victorias seguidas de Magallanes, en el año 1936 los audinos y la comunidad italiana en Chile pudieron finalmente dar la vuelta olímpica con la copa. La promesa de Cozzi, Caffi y Ruggieri se había cumplido.

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Luego vinieron otras peleas, y con ellas como es normal éxitos y fracasos. La segunda estrella de Primera División llegaría en 1946, y la tercera en 1948, bajo la dirección técnica de Salvador Nocetti y de la mano de jugadores históricos como Daniel Chirinos, Carlos Atlagich, y el goleador del torneo con 22 goles Juan Zárate.

La historia de Audax -que después del cuarto título en 1957 (que lo pone hoy como sexto eqiupo con más títulos nacionales) ha conocido a nivel deportivo muchos altibajos y no pocas dificultades- no es sin embargo simplemente una historia de campeonatos y de copas. No se trata “solo” de recorrer un palmarés año tras año. Es también la historia de las personas que lo imaginaron, de las que creyeron en el proyecto y de las que trabajaron década tras década para mantener la identidad originaria sin dejar a un lado la fundamental integración con la realidad chilena.

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Hoy –casi cien años después de su fundación- Audax Club Sportivo Italiano es un club que, en su familiar cancha de La Florida, pelea por los primeros puestos del Campeonato de Primera División;  un club que ha participado en la Copa Libertadores de América y en la Copa Sudamericana. Y a la vez Audax sigue siendo una institución que va muchos más allá del césped; una institución que cree en los valores comunitarios y en las personas que los impulsan. Conservando por un lado la identidad italiana, reflejada por los colores, por las raíces y la historia y actualmente por su presidente Lorenzo Antillo González; y por otro creyendo profundamente -tal y como imaginaron los tres fundadores- en la importancia de reunir a su alrededor la comunidad siendo un apoyo sólido y concreto a través de la transmisión de valores positivos y de la educación con programas infantiles y juveniles que ponen los resultados escolares por encima de las capacidades en la cancha.

Por esta razón, por este compromiso social antes que deportivo que está a la base de su identidad italiana, también desde vivereALLitalian.cl, quremos gritar muy fuerte ¡Forza Audax!