Era un caluroso día del verano 1984, el 5 de julio, cuando la ciudad de Nápoles finalmente conoció al ídolo del futbol que convirtió en realidad muchos de los sueños de los hinchas napolitanos.

Bajo un cielo azul intenso como el color de la camiseta oficial del Nápoles, a las 18.30, la figura de Diego Armando Maradona con su cabellera crespa y oscura subía por la escalera que conducía de los camarines a la cancha del Estadio San Paolo frente a 50.000 personas que habían pagado la suma simbólica de 1.000 lire para asistir a la presentación del astro argentino.

 

 

Los demás estaban simplemente pasmados frente al televisor en un evento que quizás en la memoria colectiva napolitana puede ser comparado con la llegada del hombre en la luna.

10 fueron las palabras pronunciadas por Maradona ese día: “Buonasera napoletani, io sono molto felice di essere con voi”.

10 como el número de la camiseta que el ídolo vistió durante los 7 años siguientes.

7 dominadas con la pelota y un tiro al cielo fueron la manera en que Maradona llegó al corazón de Nápoles.

259 partidos, 115 goles, dos títulos de Campeonatos, una Supercopa italiana y una UEFA, fueron los regalos de Maradona a los tifosi napolitanos. 515 los niños registrados, durante esos 7 años, en el registro civil de Nápoles que llevan el nombre Diego.

 

 

El amor entre Diego y Nápoles se hizo cada día más fuerte e intenso y en algunos momentos sofocante pero indestructible y duradero. Los napolitanos lo consintieron y le perdonaron sus excesos, homenajeando sus gestas, alabando sus goles y sus hazañas.

En 1987, el año de “O’ Scudett” (el primero de dos), la ciudad entera reemplazó en sus oraciones San Gennaro con Maradona, capaz en el imaginario de los tifosi de cualquier clase de milagro.

Nápoles sufrió y lloró con Maradona en la fallida final contra Alemania en el Mundial de Italia del 1990. Vibraba y vivía con Diego Armando en una simbiosis única para una ciudad que solo deseaba sentirse ganadora frente a los otros clubes futbolísticos italianos más adinerados e internacionalmente prestigiosos, como revancha de una historia nacional hecha de varias humillaciones y menosprecios.

 

Con la partida de Diego o D10S, como ha sido apodado recientemente, los napolitanos pierden un referente, pero convierten en eterno el amor para su ídolo que quedará en la historia de la ciudad plasmado en ese recinto deportivo que vio nacer ese sentimiento incondicional, ya que con toda probabilidad se llamará Estadio Diego Armando Maradona.