Diodato con “Fai rumore” es el ganador de la edición número 70 del Festival de la Canción Italiana de Sanremo, un hito imprescindible si hablamos del imaginario popular italiano desde los años cincuenta hasta el día de hoy. Medalla de plata para Francesco Gabbani (quien ganó en 2017), mientras que en el tercer lugar encontramos el grupo I Pinguini Tattici Nucleari. El resultado, tras cinco noches de kermesse que han mantenido frente a la televisión a millones de italianos (casi doce para la final), ha sido decidido por las votaciones de la prensa, de un jurado demoscópico y por el juicio de la misma audiencia.
En una edición caracterizada por polémicas, giros inesperados, escándalos, peleas y provocaciones, triunfa –casi de sorpresa- Diodato: una decisión muy “sanremese” y algo “tradicionalista” que, sin embargo, premia la musica, la composición, las lírcas y las capacidades de canto.
Diodato –38 años, nacido en Aosta pero crecido en Taranto- llega a la victoria trás otras dos experiencias en Sanremo: la primera en 2014, en la categoria “Jóvenes”; y la segunda en 2018, junto con Roy Paci, cuando recibió la “bendición” de la mismísima Mina.
El cantante, que apuesta para que Italia vuelva a “ser exportador de música, gracias a la fuerza reconocible en el exranjero, que nace de las enseñanzas de Modugno”, hace un pop moderno inspirado por cantautores legenadrios como Fabrizio De Andrè y Luigi Tenco, pero intervenido con influencias más intenracionales y contemporáneas (indie y alternative-rock) que le han garantizado cierto appeal frente a la crítica musical nacional.
La canción “Fai rumore”, que literalmente se traduce “Haz ruído” aunque tiene un significado más cercano al “Hazte sentir” o “Hazte escuchar”, saldrá en el mercado con el disco “Che vita meravigliosa” el 14 de febrero: es una invitación a derribar los muros de la incomunicabilidad, a hacerse escuchar, a nos ahogarse en el silencio de las incomprensiones, de lo que no se dice, allí donde muere cualquier humanidad.
“Estaba en el estudio con Edwyn Roberts, quien ha colaborado conmigo en esta canción. Él estaba tocando el piano, yo estaba en un sillón y de repente empecé a cantar. Se ha generado una magia, aunque no esuviesen todas las palabras, solo indicios… Aun así la parte final de la canción es exactamente igaul a la que hemos grabado aquel día”.
Una invitación a hacer sentir nuestra humanidad con un “ruido dulce” a las personas amadas que, sin embargo, se alejan. Comunicar sin gritar y sin ofender, buscando las palabras correctas: este el mensaje y el valor de la canción ganadora de Diodato.