Hoy, 18 de marzo, es el Día Internacional del Reciclaje, establecido en 2018 por la Global Recycling Foundation para enfatizar que diferenciar correctamente los desechos es una de las prácticas indispensables para salvaguardar el planeta.

 

Aunque Italia tiene mucho que hacer todavía en materia de innovación ecológicas, es también cierto que las prácticas de reciclaje siempre se han aplicado con atención.

 

Por ejemplo dar una segunda vida al papel y al hierro es sin duda una excelencia italiana.

 

De hecho según el informe Greenitaly 2020 elaborado por Symbola (fundación para las calidades italianas), en relación a los residuos industriales Italia es el primer país de Europa en el reciclaje de residuos per cápita, ya que recupera el 79% de los residuos producidos; el doble con respecto al promedio europeo (39%).

 

Y aunque la pandemia ha provocado el colapso del consumo y, como consecuencia, el de los envases que acababan en la cadena de reciclaje, los consorcios de acero, aluminio, papel, madera, plástico y vidrio han conseguido dar nueva vida a un 1% más de residuos que en el 2019.

 

 

En la práctica, se estima que en Italia se reciclaron 9 millones de toneladas de envases en 2020 y las estimaciones para 2021 prevén que podrían llegar hasta los 9 millones y medio.

 

Igualmente la pandemia ha pesado sobre el sistema de reciclaje de residuos, especialmente por el bloqueo de sectores económicos que tradicionalmente utilizan material reciclado. Pues cuando pensamos en el reciclaje a menudo consideramos solo lo que hacen los ciudadanos individualmente con los desechos domésticos, mientras que el sistema se basa en gran medida en la recolección de desechos industriales.

 

En cualquier caso, los datos publicados por el Observatorio Internacional Waste Watcher, también confirmarían la mayor disposición de los italianos a reciclar: al parecer los envases y sus características medioambientales son elementos que condicionan las elecciones de compra de los consumidores italianos.

 

Para la gran mayoría de los que respondieron la encuesta, el producto es sostenible si su embalaje es reciclable o si está elaborado con material reciclado. Si no es así casi la mitad de los encuestados lo compra pero de mala gana; el 22% cambia de opinión y se centra en un producto con embalaje reciclado o reciclable. Finalmente 1 italiano de cada 20, además de no comprarlo, también desaconseja su uso a amigos y familiares.

 

En resumen, el camino hacia una mayor sostenibilidad es ciertamente largo, pero Italia y los italianos parecen haberlo tomado con decisión. A pesar de la pandemia.