Hace exactamente cincuenta años, el 20 de julio de 1969, Neil Armstrong se convertía en el primer hombre en pisar la superficie lunar. Un logro histórico que ponía a Estados Unidos en la delantera con respecto a la exploración espacial. Y si es cierto que en aquella época el vuelo espacial tripulado era prerrogativa absoluta de EE.UU y Unión Soviética, esto no significa  que otros países no miraran hacía las estrellas soñando con un programa espacial. Entre ellos, estaba obviamente Italia.

De hecho el programa espacial italiano nace antes de la llegada del hombre a la Luna, gracias a un ambicioso proyecto por el Consejo Nacional de Investigación (Consiglio Nazionale delle Ricerche CNR) y la Aeronáutica Militar. En 1964, gracias a la colaboración con NASA, se lanza el primer satélite italiano San Marco con el vector estadounidense Scout. Italia se convierte en el quinto país en poner órbita un satélite después de EE.UU, URSS, Gran Bretaña y Canada.  El lanzamiento del San Marco es el primer paso italiano en la historia de la exploración espacial, en el marco de un proyecto exitoso que se extenderá hasta los años ochenta gracias también a la construcción de la homónima plataforma frente a las costas de Kenya.

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Diez años después Italia es protagonista en la fundación de la Agencia Espacial Europea. Es una etapa fundamental ya que ESA se encargará de seleccionar los primeros astronautas europeos (e italianos) para futuros vuelos especiales.

1988 es una fecha histórica: de lo que quedaba del Plan Espacial Nacional de CNR nace la Agenzia Espacial Italiana (Agenzia spaziale italiana, Asi) que en 2018 cumplió treinta años de actividad. Ahora sí que los tiempos estaban completamente maduros para que también un italiano saborease la inmensidad del espacio.

Y de hecho el 31 de julio de 1992 a bordo del Space Shuttle STS-46 Atlantis despega Franco Malerba: el primer astronauta italiano en la historia. Malerba -junto con los otros miembros de la tripulación- es encargado de trabajar en el proyecto Asi/NASA Tethered Satellite System (TSS) que nace de una idea de los italianos Giuseppe Colombo y Mario Grossi y espera poder generar energía eléctrica gracias un satélite colgante que se mueve en el campo magnético terrestre. El experimento se completará en 1996, gracias al ulterior aporte de otros dos astronautas italianos, Maurizio Cheli y Umberto Guidoni, quienes vuelan con el Space Shuttle STS-75 Columbia.

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Los años noventa son una década complicada por un lado (se cancelan varios proyectos espaciales) pero a la vez de grandes logros. Además de los mencionados, ESA sigue adelante con Columbus, laboratorio orbitante europeo en el cual Asi juega un papel fundamental: será de hecho una empresa italiana (Alcatel Alenia Spazio, hoy Thales Alenia Space) quien se ocupará de la construcción de la estructura, del sistema de protección de los micro meteoritos y del sistema de control térmico y ambiental. Y será la misma Alcatel Alenia Spazio a encargarse de la fabricación de numerosos elementos de la naciente Estación Espacial Internacional (ISS), como el nudo Harmony, il nudo 3 Tranquillity, Cupola y la parte presurizada de  ATV, además de los Multi-Purpose Logistics Modules (MPLM) Leonardo, Raffaello y Donatello (hoy Italia contribuye en más del 40% en el volumen de la ISS)

No sorprende entonces que el primer astronauta europeo en entrar a la ISS sea el italiano Umberto Guidoni, tras el lanzamiento con el Space Shuttle Endeavour.

Por otro lado Esa y Asi colaboran también con la agencia espacial rusa, hasta que en 2002 parte la misión conjunta ESA-ASI Marco Polo con el vector Sojuz TM-34 y a bordo el primer cosmonauta italiano, Roberto Vittori.

Con los vuelos de Vittori y Guidoni la historia de la exploración espacial italiana llega hasta la actualidad; en la cual los astronautas italianos ya están en casa en la International Space Station. Por ejemplo Paolo Nespoli ha supervisado -durante numerosas misiones- los trabajos de los spacewalkers en la construcción y ampliación de la estación y en particular en la instalación del modulo Harmony. Con la misión Asi Volare Luca Parmitano se convierte en el primer italiano en cumplir una actividad extra-veicular, mientras que la primera astronauta italiana Samantha Cristoforetti protagoniza en 2014 la misión Futura. quedándose 199 días a bordo de la ISS.

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Entre medio de los vuelos tripulados, Italia y Asi impulsan -además del desarrollo tecnológico de la industria espacial- una enorme cantidad de proyectos con objetivos científicos, como el lanzamiento de la sonda Cassini-Huygens con destinación Saturno, la sonda Rosetta que tras diez años de recorrido alcanza la cometa 67P Churiumov-Gerasimenko, la sonda Agile para el estudio de los rayos gamma, la sonda ExMars que llegaría al planeta rojo y, finalmente la sonda BepiColombo con objetivo Mercurio.

En fin, cincuenta años después de la llegada del hombre a la Luna, celebramos los increíbles logros internacionales que se han alcanzado, conscientes de que Italia tendrá un papel cada vez más importante tanto en el desarrollo tecnológico y científico, como en el capital humano que pone a disposición de la humanidad para los futuros objetivos de la exploración espacial.