Italia jugó su último partido en una fase final de una competición importante para selecciones en julio de 2016. Italia – Alemania, cuartos de final de la Eurocopa disputada en Francia.
Entre eliminatorias mundiales perdidas y la pandemia han pasado casi cinco años desde esa noche. Una eternidad, sobre todo si se consideran la tradición y la pasión italiana por el fútbol.
Una eternidad que finalmente terminó el viernes pasado, con el debut de los «Azzurri» contra la selección turca en el Estadio Olímpico de Roma en el partido inaugural de la Eurocopa 2020.
Un partido que, de repente, parece haber devuelto a la afición italiana ese entusiasmo hacia la selección que no se percibió en mucho tiempo.
Y no solo por el resultado rotundo (3-0), sino también por la forma en que maduró. Gracias a un fútbol divertido y organizado con jugadores jóvenes que se enorgullecen de vestir de “azzurro” en una competición tan importante.
Ya les hemos hablado de esta nueva linfa verde que corre por las venas de la selección que dirige Roberto Mancini.
Un renacimiento técnico, táctico y emocional que, no es casualidad, el patrocinador técnico de la selección italiana quiso materializar en el nuevo (y hermoso) diseño del uniforme “azzurra» (lean aquí para más información).
Los 90’ minutos disputados ante Turquía parecen confirmar esta esperanza: un nuevo arranque que ha comenzado a mostrarse en las clasificatorias y se ha concretado el viernes pasado ante los aproximadamente 20.000 espectadores presentes en el Estadio Olímpico.
Otro elemento, la presencia de público, que sin duda contribuyó al entusiasmo creciente. Una noche de verano, la selección luciéndose en la cancha y la afición local animándola, es un mix de emociones que no podía no recordar las legendarias “Notti Magiche» del Mundial de Italia ’90, emblemas de la pasión italiana no solo por el fútbol sino que por la vida en general.
Algo que hoy en día Italia y los italianos (y todo el mundo) necesitan más que nunca para volver a arrancar tras la pandemia.
En Roma se vio una dominación constante por parte de la selección italiana, gracias a los tres goles marcados (hermoso el de Insigne) y al mucho fútbol generado. Defensa sólida, con los senadores a marcar el camino, un medio campo variado con técnica y muchos pulmones (¿pero de qué planeta viene Barella?), y un ataque quizás no muy potente pero organizado que tiene en Insigne su carta más impredecible.
En definitiva es solo el primer partido, el camino aún es muy largo y hay que ser realistas sobre las posibilidades de un equipo que, a pesar de ser muy talentoso, todavía es muy joven. Sin embargo, no hay duda de que la selección haya re-encontrado su alma en una nueva generación de jugadores que, una vez más, representan al fútbol italiano tanto en tradición como en innovación.
El miércoles será el turno de Suiza, nuevamente en el Olimpico de Roma. Veremos si los “Azzurri” podrán replicar la gran actuación del viernes y hacer crecer los sueños de millones de italianas e italianos.
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