Chile está organizando en los días 3 y 4 noviembre una Cumbre sobre el hidrógeno verde, en la cual participó el Embajador de Italia en Chile, Mauro Battocchi.

 

De hecho, el despliegue a gran escala de hidrógeno limpio a un ritmo acelerado es clave para que el mundo logre el objetivo de la descarbonización. Hoy en día, la cantidad de hidrógeno utilizada sigue siendo limitada, y se produce en gran medida a partir de combustibles fósiles. El objetivo es descarbonizar la producción de hidrógeno al utilizar fuentes renovables –lo que ha sido posible gracias a la rápida disminución del costo de la energía renovable y a la aceleración de los avances tecnológicos – y ampliar su uso en sectores en los que puede sustituir a los combustibles fósiles: como la industria pesada y el transporte, en particular la navegación, el transporte por carretera de larga distancia y de gran tonelaje y hasta la aviación.

 

Chile está muy bien posicionado para jugar un papel clave en la economía del hidrógeno verde que se desarrollará en los próximos años. Como país con recursos naturales extraordinarios, la Agencia Internacional de la Energía estima que Chile podría producir 160 millones de toneladas de hidrógeno verde al año, duplicando la demanda actual. Según Bloomberg, en Chile, el precio del hidrógeno verde competirá con el diesel en menos de 10 años.

 

 

El Embajador destacó que Italia y la las empresas energéticas italianas apuntan a la colaboración con Chile para ampliar la tecnología y mitigar los riesgos de inversión, que son los principales desafíos a los que se enfrenta actualmente la industria de los gases de efecto invernadero en Chile. Y quieren hacerlo de manera muy concreta.

La italiana Enel, líder mundial en el sector de las energías limpias que invierte desde hace muchos años en Chile, realizará un proyecto piloto sobre el hidrógeno junto con la compañía eléctrica chilena Ame y con Enap, Siemens Energy y Porsche.

 

Enel siempre ha utilizado Chile como laboratorio para innovar. Es en Chile donde construyeron la primera planta solar a gran escala (Diego de Almagro), donde por primera vez experimentaron con paneles bifaciales (La Silla) y donde construyeron por primera vez una central geotérmica. Es también en Chile donde está llevando a cabo una experimentación de energía undimotriz. Hoy en esa línea, el Grupo Enel va a instalar una planta piloto de hidrógeno a través de un electrolizador alimentado por energía eólica en Cabo Negro, al norte de Punta Arenas, en la región de Magallanes. Será uno de los proyectos más grandes de América Latina y debería entrar en funcionamiento en 2022.

 

 

En Italia se está trabajando en una estrategia nacional para el hidrógeno, que el Gobierno cuenta con lanzar pronto. Ya hay proyectos en fase de desarrollo, como el valle de hidrógeno en el Alto Adige/Tirol del Sur. La presencia de la autopista del Brennero que conecta Italia con Austria y Alemania convierte esa región de montaña en una zona con una densidad de tráfico muy elevada. El proyecto del valle de hidrógeno quiere convertirla en un enclave sostenible al utilizar la abundante energía hidroeléctrica, acercándola lo máximo posible a las emisiones cero.

 

Ya en 2014 se había inaugurado la primera planta en Italia para la producción, almacenamiento y distribución de hidrógeno verde. El hidrógeno en forma gaseosa puede abastecer actualmente hasta 15 autobuses urbanos (con desplazamientos diarios de 200-250 km) o hasta 700 coches, lo que supone un importante ahorro medioambiental. Se prevé la creación de una red de distribución de hidrógeno capaz de dar servicio a toda la autopista.

 

Un camino hacia un futuro más sostenible que Italia y Chile ya han comenzado a recorrer, con la mirada bien puesta en el horizonte y conscientes de la distancia y de los esfuerzos que faltan para llegar al objetivo.