El Internet of Things (IOT), o Internet de las cosas, representa la nueva frontera de la industrialización.

 

IOT asocia las potencialidades de Internet con devices de la vida cotidiana, con el objetivo de monitorear, controlar y transferir información para luego realizar las acciones consiguientes.

 

Lavadoras y termostatos que se controlan con una aplicación del smartphone; semáforos inteligentes; altavoces de la sala de estar que responden a nuestros comandos de voz.

También en Italia, los dispositivos conectados al Internet de las cosas están creciendo visiblemente, en la ciudad -en los apartamentos y en la oficinas- pero también en las afueras.

 

Sin duda la emergencia Covid-19 ha dado un nuevo impulso al desarrollo de la IOT italiana y paralelamente a la Industria 4.0: nuevas tecnologías en las que se llevan años trabajando que ahora están sujetas a una aceleración más frenética cuanto más se hace necesario acostumbrarse a una «nueva normalidad».

 

En cualquier caso, según datos del Observatorio Digital del Politecnico di Milano, en 2019 el mercado italiano de Internet de las Cosas creció un 24 por ciento, en línea con los competidores europeos; alcanzando un valor de mercado es de 6.200 millones de euros. El mantenimiento y los servicios son las aplicaciones más prometedoras.

 

La innovación e IOT son, como hemos dicho, grandes aliados de la fase post-Covid… pero también son conceptos fundamentales para imaginar un futuro más sostenible.

 

No es casualidad que en Italia algunos de los proyectos y aplicaciones más interesantes de IOT estén vinculados a la producción agro-alimenticia, al territorio extra-urbano y al desarrollo sostenible.

 

 

Particularmente interesante es el caso del sistema de registro para la agricultura conectada inventado por los iXem Labs del Politécnico de Turín dirigidos por Daniele Trinchero.

El team iXem desarrolló una señal capaz de viajar hasta 700 kilómetros y así transmitir datos desde plantas -desde viñedos hasta jardines de rosas, desde la vegetación urbana hasta el control forestal- incluso donde no llega la red ni hay cobertura telefónica.

 

«La tecnología debe ser adaptada y adaptable a las necesidades de quienes la utilizarán – explica Trinchero –  La señal IOT, similar a wifi, permite transmitir lo esencial a la mayor distancia posible y con el menor coste energético posible. Una planta no tiene que mostrarnos un vídeo; solo tiene que comunicarnos en tiempo real cómo está, y sobre todo avisarnos hasta en el lugar más lejano, algo bastante difícl en el campo.”

 

Un primer paso para lograr un cambio enorme en la incidencia de la tecnología para el cuidado de la vegetación y los cultivos.  Un recorrido aun largo hacia una “Internet de las Plantas” que, sin embargo,  iXem está poniendo concretamente en práctica en algunos viñedos de Monferrato (zona Patrimonio de la Humanidad Unesco).

 

https://www.youtube.com/watch?v=Wo492dgymV8

 

Un proyecto que permite a los productores de vino, a través de sensores y gateway para el Internet de las Cosas, recopilar datos sobre la humedad del aire y del suelo, sobre la temperatura e intensidad de los rayos solares.

 

“Antes tenía que irme y solía tomarme una mañana paseando por los viñedos, hoy me conecto con el teléfono y veo lo que está pasandocomenta Enrico Orlando, viticultor – Con esta tecnología conseguimos limitar el número de tratamientos, e intervenir de una forma cada vez más sostenible dentro del viñedo. Disminuimos a tres o cuatro intervenciones durante el año, entrando a la parcela solo cuando hay necesidad.”

 

Se trata de una gran cantidad de datos que, desde luego, el agricultor tiene que saber leer e interpretar, logrando así recopilar información valiosa. Una información que puede  mejorar la productividad de una empresa, disminuyendo el impacto humano en los cultivos.