El 2022 se cierra de forma extraordinaria para el sector de la moda (TMA – textil, moda y accesorios). Las cifras muestran un valor total de ventas superior a los 100 mil millones de euros con un incremento del 16% en relación al 2021 y del 9% comparado con el 2019.

Por cada euro invertido en los tres rubros del sector TMA se generan más de tres en volumen de negocios, por no hablar del estímulo al crecimiento, no sólo en términos económicos, sino también a nivel cultural y social.

El sistema moda italiano reúne a más de 65 mil empresas con 600 mil trabajadores sin considerar la creación de puestos de trabajo indirectos con un 70% de la producción destinada a la exportación.

Este comparto industrial estratégico por el Made in Italy se encuentra ahora frente al desafío de llevar a cabo el reshoring, es decir el procedimiento (ya comenzado hace un par de años por causa de la pandemia), de sacar procesos de manufactura de países asiáticos o de Europa del este para restablecerlos en Italia.

Frente a la incertidumbre relativa a los costos de los insumos y de trasporte debido a la actual coyuntura internacional se evidencia la necesidad de elaborar una estrategia de inversiones en el sector para lograr consolidar los positivos resultados obtenidos hasta ahora, fomentando la transición hacia métodos, técnicas, herramientas que no impacten en el medio ambiente.

Resulta indispensable promover la aplicación de los principios de circularidad mediante la creación de redes de reciclaje, y la instalación de maquinaria que favorezca la recuperación de productos reduciendo las emisiones. A nivel sistémico, deben promoverse e incentivarse políticas y modelos compartidos, con una terminología clara e inequívoca sobre el tema, aumentando la concienciación de las empresas del sector y facilitando su actuación. Además, la formación, para que las empresas sean digitales y sostenibles, debe disponer de las competencias adecuadas, con vías de aprendizaje apropiadas para los nuevos procesos y técnicas.

La formación y la cualificación profesional son decisivas, al igual que la capacidad de mezclar conocimientos y competencias más tradicionales con las nuevas competencias tecnológicas y digitales. Aquí, la centralidad de los jóvenes, a los que hay que apoyar mediante opciones e intervenciones dirigidas a su inserción profesional y a la mejora de sus competencias, es más evidente.

Este 2023 será un año de desafíos para la moda italiana que deberá consolidad su excelencia salvaguardando la calidad, la originalidad y el carácter distintivo han hecho que la moda italiana y sus productos triunfen en los mercados mundiales. Es el resultado de un saber hacer, unas competencias técnicas y una profesionalidad que se han conservado y protegido a lo largo del tiempo.