La “transumanza” es una antigua práctica de los pastores italianos quienes migran con el rebaño según las estaciones del año. Una práctica ancestral que es hoy Patrimonio Inmaterial de la Humanidad Unesco.

La palabra proviene del verbo “transumare” (latín trans- «a través de» + humus «tierra»); es decir atravesar. Aunque gracias a la “transumanza” el hombre ha atravesado no solo tierras, sino que siglos de historia, adquiriendo técnicas y conocimientos que influyeron en el desarrollo de las culturas regionales y –en particular- gastronómicas. Por estas razone hoy la práctica de la “transumanza” –típica de los pastores italianos- es patrimonio inmaterial de Unesco.

Migrar persiguiendo el ritmo de las estaciones, en busca del clima perfecto, del pastizal capaz de asegurar al rebaño nutrición y bienestar. La “transumanza” es desde siempre unión entre hombre, animal y naturaleza. Una relación ancestral expresada en rituales, en gestos repetidos y en ritmos que se vuelven herencia cultural y social: no a caso la “transumanza” es una de las tradiciones más antiguas de Italia (y no solo de Italia ya que la candidatura ha sido presentada en conjunto con Grecia y Austria).

Los pastores “transumanti”, como subraya el dossier de la candidatura, tiene un conocimiento profundo del medio ambiente, del equilibrio ecológico entre hombre y naturaleza y de los cambios climáticos: es de hecho uno de los métodos de crianza más sustentables y eficaces. Por eso la “transumanza” sigue siendo una práctica actual en muchas regiones italianas como Molise, Abruzzo, Puglia, Lazio, Campania, Alto Adige, Lombardia, Valle d’Aosta, Sardegna e Veneto.

Hoy la “transumanza”, entrando a ser parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad Unesco, permite a Italia adquirir la leadership con respecto al número de inscripciones en ámbito rural y agro-alimenticio. Algo que, tras la votación del Comité reunido en Bogotá, hizo expresar gran satisfacción tanto a la Ministra de Políticas Agrícolas, Teresa Bellanova, como al Ministro del Ambiente, Sergio Costa.

“Es el décimo reconocimiento para Italia en esta lista –remarca el curador de la candidatura Pier Luigi Petrillo– que nos da el récord mundial de reconocimientos en el rubro agro-alimenticio; después de haber inscrito la Dieta Mediterránea, la práctica del cultivo de las vides de Pantelleria, el arte del ‘Pizzaiuolo napoletano’, la técnica de los ‘muretti a secco’ y los paisajes de Langhe y del Prosecco”.

El reconocimiento abarca toda la península italiana, desde los Alpes hasta las regiones sureñas. De hecho las comunidades emblemáticas indicadas en el dossier como lugares símbolo de la “transumanza” son muchas. Entre ellas las comunas de Amatrice (Lazio) desde donde partió la candidatura justo después el terrible terremoto de 2017, Frosolone (Molise), Pescocostanzo y Anversa degli Abruzzi (Abruzzo), Lacedonia (Campania), San Marco in Lamis y Volturara Appula (Puglia), juntos con territorios de la Lombardia y la Val Senales en Trentino Alto Adige.

En fin, un importante reconocimiento que fortalece la imagen de Italia como País donde la relación entre territorio y ser humano no solo es parte de la tradición, sino que sigue siendo fundamental para una vida sana y respetuosa del medio ambiente.