Rosiglioni Impianti, leader en tecnología medica, acaba de abrir su filial en Santiago.

No obstante una situación económica caracterizada por una inevitable incertidumbre, cabe destacar como las empresas italianas sigan apostando por Chile y por su estabilidad económica.

Algo esperanzador y que representa una señal de confianza y cercanía a Chile en un momento particular de su historia. De hecho hay que recordar como Italia sea un relevante inversor en la economía chilena, con un stock de inversiones a fines de 2018 que superaba los 11,000 millones de dólares.

Una presencia importante subrayada también por La Viceministra italiana de RR.EE. Marina Sereni, primera representante de un Gobierno extranjero después del comienzo de la protestas en visitar Chile, quien expresó claramente como  “los italianos de Chile han expresado su compromiso de seguir trabajando, invirtiendo y desarrollando proyectos en Chile, manteniendo al mismo tiempo el vínculo con Italia. Hay consciencia de las dificultades pero también el fuerte deseo de brindar su contribución al éxito de Chile.”

De hecho es de hace algunos días la noticia de que la crisis no será un impedimento en la inversión para Enel, una de las mayores empresas italianas en el País. Según las palabras de su CEO Francesco Starace la compañía invertirá en el país US$2.500 millones a 2022, lo que se traduce en 22% más que en el periodo 2019-2021.

Así mismo la inversión italiana en Chile se mantiene (y aumenta) no solo a nivel de los grandes grupos, sino que es impulsada también por realidades más pequeñas que igualmente representan la excelencia de la innovación italiana en el mundo.

Un ejemplo claro es el de Rosiglioni Impianti, empresa proveedora líder en soluciones de alta tecnología para el sector médico que acaba de abrir su filial en Santiago tras haber participado, en el pasado mes de agosto en la feria ExpoHospital.

Fundada en Roma en 1971, Rosiglioni Impianti provee tecnología tanto a nivel de infraestructura M.O.R.S. (Salas de Operaciones Modulares para cirugía y emergencias), quirófanos, departamentos de alto riesgo, tecnologías de gases médicos, tratamiento de aguas y desechos en dispositivos médicos, productos farmacéuticos, servicios de procedimientos y TI.

En fin, una excelencia italiana que quiere ser protagonista en el fundamental proceso de innovación tecnológica que el rubro hospitalario chileno tendrá que enfrentar, y que bien representa la sólida confianza y el compromiso que las empresas italianas mantienen con respecto a la situación económica chilena.