2020 será también el año de Rafaél Sanzio. En todo el mundo se celebrará este genio renacentista 500 años después de su muerte. En Chile Rafaél tendrá un papel fundamental dentro del programa #ItaliaConChile, en particular con una gran exposición multimedia en el Museo Artequin a mitad de año. Mientras tanto, en Italia, grandes eventos se están llevando a cabo para homenajear al pintor; en particular -en estos días- los Museos Vaticanos exponen unos increíbles tapices en la mismísima Capilla Sixtina.

En ocasión del quinto centenario de la muerte de Rafaél Sanzio (1483 – 1520), los Museos Vaticanos exponen durante solo una semana (17 – 23 febrero) en la Capilla Sixtina los magníficos tapices («arazzi» en italiano) de las Actas de los Apóstolos con las historias de San Pedro y San Pablo realizados por el genio de Urbino. Los tapices adornan -como en su origen- unos grandes marcos en la parte baja de la famosa capilla: Rafaél ejecutó para ellos los estudios y bocetos (“cartoni”) entre 1515 y 1516; mientras que las obras fueron mandadas para la realización directamente a Bruselas, en la bodega del tejedor  Pieter van Aelst. Los tapices,  finalmente, volvieron al Vaticano para su instalción entre 1519 y 1521.

“Poco meses antes de la muerte imprevista del artista -explica Barbara Jatta, Directora de los Museos Vaticanos- los primeros siete tapices fueron exhibidos a la presencia del cliente, Papa Leone X, quien quiso idealmente completar el ciclo “michelangiolesco” y las otras obras pictóricas de las paredes de la Sixtina (Botticelli, Pinturicchio, Ghirlandaio). Quien ofició la ceremonia anotó que jamás se había visto algo de tan bello en el mundo. Hoy la intención de los Museos Vaticanos es compartir la misma belleza.”

Los tapices, extremadamente delicados y constantemente cuidados, están normalmente conservados en las Colecciones Vaticanas y -de repente- expuestos en el Salón Raffaello de la Pinacoteca. Por esta razón, en este caso se trata de una irrepetible conmemoración histórico–artística, que devuelve estas obras maestras a su «lugar natural»: ocurre entonces que en la Capilla Sixtina la sorprendente monumentalidad de las dos historias de Pedro y Pablo dialoga y a la vez se enfrenta a la grandiosidad del Juicio Universal de Michelangelo.

Es así como el público sale casi aturdido por la sobrecarga de belleza, y por la maestría no solamente formal sino que también narrativa de Rafaél, que aquí demuestra toda su capacidad de reflejar la Fe en cada escena cautivando de inmediato el alma de cada visitador.