Hace poco más de dos meses les contamos aquí del triunfo del rock de los Maneskin en el Festival de Sanremo. Hoy celebramos a Damiano, Victoria, Thomas y Ethan como ganadores del Eurovision Song Contest que tuvo lugar en Rotterdam el fin de semana pasado.

 

La última vez que Italia subió a la cumbre en la célebre competencia de música europea fue hace 31 años, en 1990, con Toto Cutugno (los Maneskin son los terceros artistas italianos en ganar la competencia, después de Gigliola Cinquetti en 1964 y Cutugno).

 

 

Seamos realistas, los Maneskins ganaron, al dominar el voto popular, merecidamente. Encarnando la «Next Gen Eu» con pasión, energía y libertad; con una canción, “Zitti e buoni”, que devuelve el rock (como sonido y como expresión estética) al centro de la atención en a escena italiana y europea.

 

Y de hecho Damiano, joven y carismático líder de los Maneskin, ha gritado el mantra rebelde «Rock’n’roll never dies” (El rock’n’roll nunca muere) en el momento de recibir el premio.

 

 

En general, fue una edición de Eurovisión marcada por el repunte post-Covid, también en términos musicales, con una orientación en gran medida hacia un pop-dance estandarizado. Pocos han salido del guión como lo hicieron los Maneskin. Las final a tres, con Italia, Suiza y Francia compitiendo cada voto, fue de alta tensión hasta la victoria liberadora de la band italiana.

 

Con la victoria en el Eurovision Song Contest, no solo triunfan los Maneskin y sus esfuerzos, sino que toda la escena musical italiana, repentinamente relanzada por una ola creativa innovadora, valiente y poco convencional.