La fibra óptica, conocida para mejorar las comunicaciones, está siendo usada para además monitorear la isla Vulcano en Sicilia y los fenómenos sísmicos asociados a la actividad volcánica.

Mediante el análisis de grabaciones de baja frecuencia de deformaciones dinámicas adquiridas con tecnología de detección acústica distribuida (DAS) en la isla de Vulcano, un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), el GeoForschungsZentrum Potsdam (GFZ) y la Universidad de Catania (UniCT) ha demostrado que los cables de telecomunicaciones de fibra óptica, en combinación con innovadores algoritmos de inteligencia artificial, pueden contribuir a la comprensión y vigilancia de los sistemas hidrotermales en zonas volcánicas.

Con capacidad para interrogar cables submarinos incluso a grandes distancias, de hasta decenas de kilómetros, los dispositivos DAS transforman la fibra en un denso conjunto de sensores distribuidos más fáciles de gestionar que los sensores tradicionales. Esta capacidad permite intervenir fácil y rápidamente para adquirir señales útiles para dar respuestas rápidas a las crisis volcánicas.

Las señales sísmicas de naturaleza volcánica son útiles para comprender el estado de un volcán y, por tanto, pueden aportar información valiosa para estimar su peligrosidad. Interrogando con un dispositivo DAS un cable de telecomunicaciones de fibra óptica terrestre y marino que conecta la isla de Vulcano con Sicilia, el equipo pudo detectar automáticamente fenómenos sismovolcánicos.

El estudio demostró que la interrogación del cable submarino de fibra óptica que conecta la isla de Vulcano con Milazzo, combinada con algoritmos de procesamiento específicos, puede contribuir eficazmente a la vigilancia sísmica y a la comprensión del origen de las señales sísmicas de baja frecuencia generadas por la actividad hidrotermal.

Una metodología de monitoreo de la actividad volcánica que sin duda alguna podrá encontrar rápida difusión en Chile para la definición de alertas tempranas relacionadas con la actividad de los cerca de 90 volcanes potencialmente activos presentes en el territorio chileno.