Hay una ciudad en el sur de Italia conocida no sólo por su arte y belleza, sino también por su estilo de vida poco orientado a respetar las normas formales y a valorar más bien la creatividad y la innovación.

Hablamos de Nápoles, unas de las grandes maravillas del mundo que extiende sus brazos bajo el volcán Vesuvio en una bahía que en los frecuentes días soleados aquieta el alma e ilumina el corazón.

 

La vida de Nápoles en época de COVID 19 ha mostrado una nueva cara de la ciudad. Su gente tuvo que aprender a quedarse en casa, a lidiar con una emergencia sanitaria importante. Y el cumplimiento de las normas de salud ha sido ejemplar. Así que impactan las imágenes de los lugares normalmente repletos de personas dejados a su soledad.

 

 

Sin embargo los napolitanos han sabido enfrentar el desafió de quedarse en la casa sin poder ir al trabajo con su habitual creatividad y mostrando un increíble espíritu solidario. En particular, están realizando  múltiples iniciativas en apoyo a los más necesitados.

 

La “spesa sospesa” (compra suspendida) es una de ella y ha sido replicada en otras ciudades de Italia. Son muchas las personas que después de haber efectuados sus compras de alimentos en supermercados y almacenes, dejan algún producto pagado en la caja para que un grupo de voluntarios los reparta a aquellos que, a causa de la emergencia sanitaria, enfrentan dificultades para prepararse un plato de comida.

Un grupo de voluntarios en motos, se dedica además a repartir gratuitamente alimentos a los más necesitados desplazándose diariamente por las angostas calles de la ciudad.

 

El “panaro solidale” (la canasta solidaria) donde los que pueden dejan algún producto y los que necesitan sacan algo. Es una iniciativa de algunos ciudadanos que dejan colgando desde sus balcones una canasta para recibir alimentos y para posteriormente ponerlos en otras canasta para que las personas que necesiten algo puedan beneficiarse.

 

 

Además Nápoles muestra su cara de innovación en el sector médico, que poco se conoce afuera de Italia. El hospital Cotugno de Nápoles ha sido alabado en los medios internacionales por su manejo de la emergencia sanitaria. La estructura se ha convertido en un modelo en el cuidado y tratamiento de pacientes afectados por el COVID 19 registrando ningún contagio entre el personal médico, con un sistema de guardias de vigilancia en todas las áreas, un recorrido de sanitización automática y  un equipamiento en dotación al personal médico muy avanzado y en la cual los pacientes, 200 diarios, están aislados entre ellos.

 

 

El médico Paolo Ascierto director de la Fundación contra el Cáncer del hospital Pascale ha implementado la experimentación, con excelentes resultados del Tocilizumab, medicamento usado en casos de artritis que está produciendo una más rápida recuperación en pacientes con COVID19.

 

Así es como la ciudad más “inquieta” de Italia está demostrando otra vez su gran corazón y su destacado ingenio. Viva Napoli!