A nororiente de Sicilia, en un escenario de ensueño, encontramos uno de los archipiélagos italianos más fascinantes: las islas Eolias.

Declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2000, siete hermanas forjadas por el fuego volcánico deben su nombre al Dios griego de los vientos “Eolo”  que según la leyenda mitológica encontró refugio en las islas.

El fuego es el alma ardiente de este archipiélago ya que un sistema de volcanes, algunos de los cuales submarinos, convierten a esta área una de las más sensibles desde el punto de vista geológico y una importante reserva de la biosfera.

Los primeros asentamientos humanos remontan a la edad neolítica entre el 5.500 y 4.000 a.C. en las islas de Lipari y Salina donde se encontraron vestigios de artefactos en cerámica y en obsidiana (vidrio volcánico), material de elevado valor comercial por su poder cortante que convirtió a las islas en grande centro de comercio, permitiendo los asentamientos humanos y el progresivo crecimiento económico del archipiélago.

La vegetación de las islas se constituye principalmente por especies típicas de la región mediterránea por un total de 900 especies de plantas, de las cuales 4 endémicas.

La isla más grande es Lipari, isla moldeada por doce volcanes, se encuentra en el centro del archipiélago y permite fácilmente llegar a las otras 6 islas, posee unas hermosas e inigualables playas salvajes.

Las islas de Volcano y Stromboli son las únicas que actualmente presentan actividad volcánica, Panarea y Salina representan un grande atractivo para los turistas amantes de la naturaleza  y Filicudi y Alicudi además de ser las más antiguas son las islas de más difícil acceso.