Famosos en todo en el mundo por su belleza y forma peculiar, los trulli representan uno de los más extraordinarios ejemplos de arquitectura popular italiana. Las primeras construcciones remontan a más de 1000 años atrás cuando en el actual zona de Alberobello empezaron a surgir estas primeras construcciones rurales en las comunas de Aia Piccola y Monti. A partir de 1620 el asentamiento de 40 trulli de Monti empezó a expandirse y a finales de 1800 se adoptó el nombre de Alberobello y el rey de Nápoles, Fernando IV de Borbón, otorgó a la ciudad el título de ciudad real.
Cada uno de los trulli tiene diferente forma y tamaño con una estructura rectangular y techo cónico con piedras incrustadas. Se trata básicamente de casas generalmente utilizadas como refugios por los pequeños propietarios o trabajadores agrícolas e ideadas para evadir el pago de impuestos sobre la construcción de nuevas viviendas ya que debido a la ausencia de mortero, el edificio aparentemente era una construcción precaria y, por lo tanto, no estaba sujeta al pago de tributos. En verdad, sus gruesos muros garantizaban una excelente solidez y un extraordinario equilibrio térmico.
La piedra caliza utilizada para la edificación de los trulli era obtenida por las excavaciones para la construcción de cisternas subterráneas y piedras recolectadas en el campo. Una puerta y pequeñas ventanas se abren a las paredes de doble cara con núcleo incoherente. Un hogar interno y nichos están incrustados en las gruesas paredes. Los techos también son de doble capa: una cubierta abovedada interna en piedras de forma cónica, que culmina en una piedra angular, y un cono impermeable externo que consiste en losas de piedra caliza, conocidas como chianche o chiancarelle. Los techos de los edificios a menudo llevan inscripciones en cenizas blancas con un significado mitológico o religioso, y terminan con un pináculo decorativo que estaba destinado a alejar las malas influencias o la mala suerte. El agua se recoge a través de aleros que sobresalen de la base del techo, desde donde fluye a través de un canal hasta una cisterna debajo de la casa.
Actualmente existen poco más de 1.000 trulli y la principal concentración se encuentra en la localidad de Alberobello. A partir del siglo pasado se ha realizado un proceso de transformación y recuperación en pleno respeto de la originalidad de la obra que ha valido a Alberobello y sus trulli, el reconocimiento del Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO.
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