La delegación italiana llegó a los Juegos Olímpicos de Tokio con el mayor número de deportistas de su historia y una maleta llena de ilusiones y emociones. El sueño, durante este mágico verano deportivo que ya había traído la Eurocopa a Roma, era superar el récord de medallas (36) logrado en los Juegos Olímpicos de 1960 en Roma.

 

Un objetivo muy complicado que, por otro lado, se alcanzó gracias a una serie de hazañas históricas que han visto a las deportistas y a los deportistas italianos ser grandes protagonistas de las Olimpiadas japonesas.

 

 

 

El saldo final es de 40 medallas en total (récord absoluto para Italia), 10 oros (igual al récord de Río 2016), 10 platas y 20 bronces. Top ten en el medallero y, sobre todo, una gran cantidad de momentos emocionantes que quedarán para siempre en la historia del deporte italiano.

 

Aquí hemos seleccionado los 8 más increíbles (conscientes de que han habido muchos otros).

 

 

En octavo lugar colocamos un símbolo del deporte italiano. Federica Pellegrini. Legendaria, mítica, única. En su quinta (¡quinta!) Olimpiada, la nadadora no alcanza la medalla, pero aún así escribe una página inolvidable de historia del deporte al clasificar para su quinta final olímpica en los 200 metros estilo libre. Nadie antes que ella lo había logrado. Eterna.

 

 

El séptimo lugar es prerrogativa de Massimo Stano y Antonella Palmisano. Ambos marchadores, ambos dorados en los 20 km de marcha. Ambos destrozando a los favoritos de forma desarmadora, siempre conservando sus sonrisas en el rostro. Pocas veces un país ha podido presumir de dos ganadores en esta especialidad. Estoicos.

 

 

En sexta posición están los cuatro ciclistas italianos, Lamon, Consonni, Milan y Ganna que le dieron el oro a Italia en la persecución por equipos. Después de establecer un nuevo récord mundial en la semifinal, verlos en la final tan compactos, aerodinámicos, decididos fue un espectáculo único. No parecían cuatro jóvenes en bicicleta, sino un tren de levitación imparable. Espaciales.

 

 

5to lugar para otro gran nadador. Se suponía que Gregorio Paltrinieri ni siquiera estaría en Tokio después de haber contraído mononucleosis. Incluso de haber logrado viajar, ciertamente no podría haber estado en su mejor condición. Y, en cambio, ahí estaba Greg, más listo que nunca: primero alcanzando la plata en los 800 mariposas y, luego, agarrando el bronce en los 10 km en el mar. Devastador.

 

 

La cuarta posición la merece otra leyenda del deporte italiano. La gimnasta Vanessa Ferrari estaba en sus cuartos Juegos Olímpicos. Entre medio hubo lesiones, cirugías y una vida deportiva de sufrimiento persiguiendo el podio olímpico. En Tokio, en la final, se enfrentaba con colegas diez o quince años más jóvenes. Aun así Vanessa fue perfecta. Plata más que merecida a coronar una carrera extraordinaria. Leyenda.

 

Y aquí llegamos al podio. Muy difícil, porque se trata de tres momentos épicos que impactarán de manera impresionante en la historia del deporte nacional.

 

 

En tercer lugar hay cuatro chicos con las alas en los pies. En el relevo 4×100 Jacobs, Tortu, Desalu y Patta realizan un verdadero milagro y, por apenas unos centímetros, se llevan el oro por delante de Gran Bretaña. El primero en esta disciplina. Poco menos de 38 segundos para hacer estallar de alegría a 60 millones de italianos. Relámpagos.

 

 

2do lugar para uno de los mejores momentos no solo de los Juegos Olímpicos italianos, no solo de todo Tokio 2020, sino de la historia de las Olimpiadas en general. Los saltadores Gianmarco Tamberi (Italia) y Mutaz Barshim (Qatar) estaban empatados en la medida más alta alcanzada por ambos. Un juez se les acerca y les explica que el reglamento prevé la posibilidad de dos oros ex-aequo. Barshim pregunta: «¿Podemos tener dos oros?» El juez asiente y Tamberi salta a los brazos de su colega y gran amigo en un momento de extrema alegría que describe a la perfección el espíritu olímpico de esfuerzo, respeto y participación. Históricos.

 

 

Y finalmente el primer lugar. Momentos después del triunfo de Tamberi, en una noche mágica por los colores italianos, sucede algo aun más inimaginable. Marcell Jacobs, en 9 segundos y 80 centavos, firma la historia al convertirse no solo en el primer atleta italiano en clasificar para la final de los 100 metros, sino también en el primero en ganar el oro en esta especialidad. Una de las imágenes simbólicas de estos Juegos es la de Jacobs que cruza la meta con el nuevo récord nacional y europeo, encontrándose con Tamberi envuelto en el tricolor esperándolo. Delirio.